jueves, 11 de agosto de 2011

Fumador Pasivo

Bien, aqui os dejo la primera cosa escrita por mi, Fumador Pasivo, espero que os guste, y, sobre todo, recordad la moraleja.

Fumador Pasivo

Esta es la historia de un hombre pegado a un cigarro, todos los días se fumaba un paquete de cigarrillos, era una de esas personas que fumaban para quitarse el mono, después de jugar a sudar, tras el café y la cena, o cuando estaban nerviosos o estresados, mas o menos a todas horas.

Pero eso no era lo peor, porque no se contentaba con fumar él sino que le echaba el humo a los demás y especialmente si no fumaban, por el hecho de ver como tosían por el asco que es produce maloliente humo penetrando por su garganta hacia sus pulmones con su fétido olor y toda la contaminación y productos nocivos que lleva en su interior, toda una pesadilla para el que no le gusta fumar y todo un acontecimiento para él.

Lo que no savia es que cada vez que hacia eso, convertía a esa persona en un fumador pasivo, bueno, si lo savia pero ignoraba las consecuencias de tal hecho, pero a el le daba igual, es mas, se lo hacia hasta a los pobres niños que no tenían ninguna culpa ni ganas por probar el tabaco hasta unos 4 ó 5 años después, pero gracias a él, ya no haría falta 4 ó 5 años, porque lo probarían en menos de uno, y esta es la historia de uno de esos niños que junto con sus amigos, al recibir la bocanada de humo, sintió repugnancia, pero al DIA siguiente, ya no se acordaba de ese sentimiento y el que tenia era curiosidad, y como sus amigos, quería repetir la sensación pese a que no le gustase la primera vez.
Todos juntos, lo conseguirían, conseguirían un paquete de cigarros de la marca barata para todos, a dos cigarrillos por cabeza teniendo seis años, no estaba mal. Le pidieron a un chico mayor que se lo comprase, y como era de esperar este dijo que no, pero al segundo intento, otro chico mayor, quedándose con un euro de propina, les compro un paquete de cigarrillos baratos y de mala calidad a los chicos, estos le miraron como si fuese un ángel, después se los repartieron a escondidas en la casa del árbol de uno de sus amigos y cada uno se fue a su casaron sus dos cigarros en la mochila del colegio. Después de comer, subió a su cuarto, se puso el cigarrillo en la boca y espero a ver lo que sentía, pero se le había olvidado el mechero, asíque tuvo que aplazarlo, guardo su cigarro junto al otro y se puso a hacer los deberes.
Al día siguiente, en el recreo, con sus amigos, se entero de que le había ocurrido lo mismo a todos, pero el ya no quería comprar un mechero a medias con sus amigos, para fumar a escondidas y rápido justo después de salir de clase como todos, no. Decidió ser un poco mas autónomo, comprarse su propio mechero y guardarlo él para poder hacer lo que quisiera, cuando quisiera y donde quisiera, y sobre todo quería su propio mechero para no depender de sus amigos ni tener que ser como ellos, asíque lo mas rápido fue entrar a una tienda y comprarse uno, claro que ya tenia previsto responder a la típica pregunta de:”¿Para que quieres tu un mechero?”, ya que era Ovio, ¿como sino iba a encender los petardos el?, ¿chocando dos piedras?, ante tal evidencia, el tendero le regalo el mechero, era tan adorable y tan inteligente, que majo, pero esas no eran sus intenciones, y por fin, al llegar a casa después de salir de la escuela, se fue a comer y luego a su cuarto, en él, se puso cómodo en su cama, saco su cigarro, se lo colocó en la boca, copio su mechero, lo encendió al cuarto intento y acerco la llama a la punta de su cigarrito, tras hacer eso, sintió como le recorría humo por todo el cuerpo, no savia si era su imaginación o los verdaderos efectos del cigarro, pero se sentía mas ligero, mas tranquilo, un minuto después le volvió a inundar esa sensación que le recorrió toda la espalda, pero en el sentido contrario que él imaginaba, de abajo a arriba, una sensación muy extraña, se sentía cada vez mas ligero, intento rascarse un tobillo con el pié contrario para aliviar el cosquilleo que se subía de las piernas, pero no pudo mover su pié, era como si no lo tuviese, y efectivamente, le faltaba una parte de sí mismo, las piernas, no las sentía, no las notaba y lo que era peor,¡No las veía!, en su lugar, un montón de cenizas esparcidas por la parte de atrás de su cama, aterrorizado ante tal visión, subió su mirada hacia aquella cosa blanca colocada entre sus labios extrañamente intacta, después volvió a bajar su vista, hacia sus caderas, se veían negras con puntos brillantes rojos, el chico despavorido IVA a gritar cuando sintió de nuevo esa sensación, se sentía mas ligero, pero esta vez, noto un algo particular en lo que no había caído hasta ahora, se sintió chupado, subsanado y atraído desde el mismo punto, la boca y aquella cosa blanca engendrada por el diablo, y así en unos segundos, dejo de sentir sus brazos y parte de su tórax, intento quitarse el cigarro de la boca, pero no podía agarrarlo con sus manos, pues ya no tenía, ni lanzarlo de un soplo de aire porque los pulmones ya no le funcionaban, y sin más, fue fumado.

FIN

Moraleja: El tabaco os funde por dentro.